Ibrahim de Kerbala
Este libro lo tradujo, o escribió, Fairfax L. Cartwright, autor y diplomático británico, a finales del siglo XIX. Como dedicatoria incluyó el siguiente verso:
Ve, librito, tal vez algún corazón solitario,
aplastado por la confusión de este bullicioso mundo,
pueda encontrar en ti algún solaz para su dolor.
Eres un modesto jardín, abierto de par en par
a cualquier viajero que quiera entrar
para hallar un breve descanso bajo tu sombra,
o saciar su sed en tus refrescantes fuentes.
Sé bondadoso, caminante, en las sendas del jardín
no dejes que la indignación lleve tu mano
a arrojar injuriosas piedras porque, quizás,
hayas visto alguna imperfección, algún árbol
que no tenga frutos, alguna flor marchita y pálida.
Se esforzó el jardinero en hacer bello su jardín,
todo para tu placer; busca las veredas solitarias:
puede que una rosa, una hierba aromática,
lleve a tu alma un perfume de la noche
y conduzca tus pensamientos desde la Oscuridad hasta la Luz.